A través de una alianza con la empresa Nativas, invirtieron en un proyecto de regeneración del ecosistema local, aportando 550 plantines para reforestar 1.5 hectáreas de la cuenca del arroyo Ludueña.
El 30 de junio se llevó a cabo en Rosario el 2do Congreso Federal de ABAPPRA, la Asociación de Bancos Públicos y Privados de Argentina, que reunió a más de 150 personas, entre las que se destacaron representantes de alto rangos, incluida la presidenta del Banco Nación, Silvina Bakatis, autoridades provinciales y municipales, así como empresarios del sector tecnológico.
El Banco Coinag y el Banco Municipal fueron elegidos como anfitriones y organizadores del encuentro, que este año se destacó por una decisión estratégica entre ambas instituciones: ser el primer congreso sostenible.
El congreso ABAPPRA nuclea a entidades financieras y tecnológicas, sector público y organizaciones internacionales para potenciar nuevas oportunidades comerciales que ayuden a mejorarla competitividad del sector.
Durante el encuentro abordaron temas de innovación, tecnologías emergentes y dentro del programa se incluyó un panel llamado “Por qué la Sustentabilidad es buen negocio”, donde participaron distintos representantes del sector que están realizando prácticas interesantes para inspirar a otros a sumarse.
“El mensaje del panel es que no se trata de filantropía o de RSE como era antes, sino de alinear tu estrategia de negocio con la sostenibilidad, enfocada en el triple impacto, lo cual te hace mucho más competitivo como empresa. El desarrollo económico va de la mano con la sostenibilidad”, expresó Antonella Di Santo, responsable de Sostenibilidad en el Banco Coinag, que junto a Natalia Diruscio, responsable de Comunicación Institucional Banco Municipal, fueron las impulsoras de esta propuesta de congreso.
“Nos enfocamos en hacer un congreso sostenible”, expresó Di Santo y contó las distintas acciones que realizaron para enfocarlo en el triple impacto: “En primer lugar, elegimos como espacio del evento el Hotel Esplendor by Wyndham Savoy de Rosario, que cuenta con la certificación Wyndham Green y trabaja en pos de la reducción de la huella ecológica de su actividad a través de la adopción de iniciativas amigables con el ambiente”.
El hotel reduce al máximo el uso de descartables y dispone islas de separación generadas a partir de materiales reutilizados para la disposición de residuos reciclables. “No utilizamos envases plásticos durante el evento, solamente algunas botellas descartables que por protocolo nos exigieron y que finalizado el evento separamos y reciclamos. Además el hotel promueve el lavado responsable a partir de la reutilización de sábanas y toallas y la iluminación interior del salón es de bajo consumo energético”, señaló Di Santo, quien además es abogada y especialista en Derecho Ambiental.
También se propusieron reducir al máximo el uso del papel en el congreso, evitando las impresiones y utilizando el soporte digital: “ Los invitamos a escanear el QR del congreso y acceder a toda la información de interés que hemos alojado en una landing page. Pusimos a disposición solo algunas hojas y biromes de caña de azúcar para aquellos que necesitaran escribir algo. De todas maneras, alentamos el uso de dispositivos electrónicos”, contó Di Santo y agregó: “Entregamos tarjetas corporativas plantables con papel de reciclaje y semillas. Luego de su uso pueden volver a la tierra y convertirse en vegetales para consumo”.
Como souvenir eligieron productos elaborados por una iniciativa de triple impacto: la cooperativa Espuma: “Es un programa que consiste en la creación de jabonerías sociales con trabajo comunitario. Producen jabón de manos, de ropa y detergente a partir del aceite usado de cocina. Los productos son elaborados por personas en situación de vulnerabilidad, que se encuentran desempleados y les enseñan el oficio de saponizar”, contó Di Santo.
“El aceite usado es muy nocivo, la alternativa es dárselo a ellos, como hicimos nosotros con el que se usó para la preparación de los alimentos del hotel, para convertirse luego en materia prima para la fabricación de nuevos productos. Por cada litro de aceite descartado inadecuadamente, se contaminan 1000 litros de agua, que equivale a lo que una persona consume al año”, agregó.
Luego de finalizado el congreso se evaluó el impacto negativo en el ambiente a partir de la estimación de la Huella de Carbono: 35.33 toneladas. Este número se obtuvo del análisis de la producción de dióxido de carbono generado por el transporte utilizado para asistir al evento y realizar los traslados durante el mismo, la energía consumida, los alimentos, residuos, el uso de papel, entre otros.
“Para poder mitigar esa huella hablamos con la empresa social Nativas, que a partir de un equipo de especialistas en ciencias biológicas y tecnología, nos invitaron a ser parte de un proyecto muy valioso para nuestra región: la recuperación del ecosistema de la cuenca del Arroyo Ludueña, uno de los cursos de agua del área metropolitana de Rosario más contaminado y alterado del último tiempo, a partir de la plantación de especies nativas”, contó Di Santo.
Decidieron reforestar una hectárea y media de la cuenca del arroyo Ludueña con 550 plantines de especies nativas: “El proyecto es muy interesante porque se trata de regeneración de ecosistemas locales. Es un lugar muy contaminado que están saneando y es una acción de sensibilización fuerte, lo que estamos haciendo ahora es plantar para el futuro”, contó Di Santo.
Los árboles no solo van a servir para secuestrar carbono, sino que además contribuyen a remediar el ecosistema regenerando biodiversidad, para que cientos de especies de seres vivos tenga abrigo y alimentos, y colaborando con los efectos hídricos propio del humedal, absorbiendo agua, regulando el curso natural de la misma y colaborando con el riesgo de inundaciones futuras: “Estamos esperando ahora la ventana de plantación en septiembre para poder ir con empleados de cada banco para ir voluntariamente a plantarlo“, agregó.
El proyecto no solo tiene un impacto ambiental sino social a partir de la generación de ”empleos verdes“: se capacita a las comunidades locales que se integran al proyecto, fomentando el desarrollo de viveros para ser proveedores permanentes de plantines. Además se promueve la educación ambiental desde la participación activa de la ciudadanía.
Hace tiempo que el banco Coinag viene desarrollando su estrategia de sostenibilidad bajo el programa Coinag Sostenible, llevando a cabo distintas acciones enfocadas tanto en lo ambiental, como lo social y económico.
“Tenemos una gestión importante en materia de manejos de residuos, urbanos, electrónicos y a la vez incorporamos cada vez más el uso de energías renovables”, detalló Antonella Di Santo, responsable de Sostenibilidad en el Banco Coinag,
Respecto a lo social y económico, Di Santo detalló que realizan acciones de sensibilización y concientización en temas de género y trabajan en conjunto con el mercado de valores en inversiones con propósito: “También dentro del grupo hay una Fundación que se enfoca en la educación. Contamos con un programa de fomento con más de 150 becados a nivel medio y superior”.
Por su parte, el Banco Municipal trabaja la estrategia de triple impacto en múltiples ejes: “En lo social, con proyectos de Educación Financiera a jóvenes, adultos mayores, personas con discapacidad, emprendedores, etc. Abordamos también la inclusión financiera y digital desde la capacitación y el ofrecimiento de servicios financieros en zonas en las que son necesarios. Ej. instalación de cajeros automáticos en localidades o barrios que no cuentan con ningún servicio”, contó Natalia Diruscio, responsable de Comunicación Institucional Banco Municipal.
En lo ambiental, dentro de la organización trabajaron un proyecto integral de Eficiencia Energética y Energía Renovable, reduciendo el consumo a través de diversas estrategias (recambio a luces led, sectorización de los sistemas de climatización, etc.) e instalando paneles solares. También se mejoró el sistema de separación de residuos incorporando una compostera en casa central, y separando los residuos en tres: compostables, reciclables y resto.
“Hacia fuera de la organización ofrecemos financiación a proyectos sustentables a tasas preferenciales, se han desarrollado fideicomisos para atender cuestiones ambientales y sociales. Además se está apoyando la difusión de sistema B en la ciudad impulsando la medición de impacto”, agregó.
Ambas instituciones son socias de Moverse y desde ese lugar trabajan en el desarrollo de negocios éticos, inclusivos y sostenibles
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