26 septiembre, 2024 By Moverse2 No comments yet ciudades inteligentes, ciudades sostenibles, Desarrollo Sostenible, innovación social, políticas públicas
Hoy en día, más de la mitad de la población mundial vive en zonas urbanas y se prevé que la cifra aumente en los próximos cinco años. La expansión de las ciudades ha permitido un rápido progreso social y económico. No obstante, también trae consigo una serie de problemas incipientes que necesitan de inversión, como una adecuada gestión de los residuos generados, y otros problemas que derivan de la urbanización como el aumento de barrios marginales y asentamientos improvisados.
La concentración urbana y los problemas medioambientales no son temas nuevos. Y si bien las ciudades son una fuente importante de esos problemas también se reconoce que en ellas es donde se pueden generar las soluciones.
Las iniciativas de ciudades inteligentes y sostenibles no tienen que ser vistas como un modelo de futuro lejano e inalcanzable, sino sobre lo que establece el ODS 11, como una necesidad a la realidad actual para lograr enfrentar los desafíos de las actuales sociedades.
Lograr una ciudad sostenible e inteligente requiere de la colaboración y el compromiso de los gobiernos, las empresas, los ciudadanos y otros actores clave.
En ese sentido es destacado el trabajo que realizan algunas organizaciones como RIL – Red de Innovación Local – que tiene el objetivo de lograr que, en cada ciudad, que las personas puedan tener calidad de vida y oportunidades para desarrollarse.
Asimismo, desde RIL expresan que cada nuevo intendente al inicio de su mandato, debería preguntarse: ¿Cuáles son los deseos que me gustaría ver impactados en mi ciudad y que no pueden esperar? ¿Cuáles me gustaría que sean mis prioridades de gestión?
Estas preguntas son el punto de partida de un Lenguaje de Intendentes, donde el desafío público se entiende como una situación que necesita ser resuelta, es decir un problema o una oportunidad de mejora que requiere buscar soluciones y que al resolverlo mejoramos la calidad de vida de una comunidad.
Dentro del lenguaje de intendentes desde RIL clasifican 13 categorías de desafíos que integran la AGC – Agenda Básica Compartida – que nuclea a: Ambiente, Desarrollo Económico, Desarrollo Humano, Desarrollo Urbano, Movilidad Urbana, Salud, Educación, Seguridad, Servicios Públicos, El ciudadano y su relación con la ciudad; y la AEE – Agenda Específica Estratégica – que nuclea: Característica de la población, Actividad específica, Recursos Naturales y Condiciones geográficas o conectividad.
Estas agendas contribuyen al diagnóstico de la ciudad y al diseño de una planificación sobre cómo quiero que esté la ciudad en un corto plazo. Por lo tanto, para lograr una ciudad sostenible e inteligente requerimos de: promover la participación ciudadana y la inclusión social, invertir en infraestructuras resilientes y sostenibles, promover la adopción de prácticas de producción y consumo sostenibles, fomentar la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías y soluciones innovadoras para abordar los desafíos urbanos y promover la igualdad de género en el ámbito laboral.
Mirar hacia una ciudad inteligente y sostenible es como intentar armar un rompecabezas gigante donde cada pieza cuenta. Pero, ¿qué pasa cuando algunas de esas piezas no encajan bien? Las ciudades enfrentan obstáculos que pueden frenar sus avances hacia el ODS 11.
El dinero parece escasear para este tipo de iniciativas y muchas ciudades luchan por encontrar los fondos necesarios para proyectos sustentables, contra los fantasmas de siempre. No obstante, hay luces al final del túnel y siempre un desafío consciente y participativo que fracase, será más valedero que hacer lo que la ciudad NO necesita.
“No hay nada peor que hacer muy bien algo que nadie necesita” Ernesto Sirolli
*Por Michelle Mirassou y Leilen Farré.
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