Los presupuestos para la recuperación de la pandemia deben tener al medioambiente en el centro de las decisiones y no relajar la legislación ambiental, asegura el director del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en América Latina y el Caribe, Leo Heileman.
El PNUMA en la región “está intensificando su labor para que los presupuestos medioambientales no se reduzcan y el medioambiente esté en el centro de las decisiones en los proyectos de recuperación económica y social”, según Heileman
Hay varios problemas preocupantes, entre los más importantes está “el aumento de la deforestación”, según el director regional, quien señala que de acuerdo al último informe del Fondo Mundial para la Naturaleza, “durante la pandemia del COVID-19 ha aumentado un 15% en marzo de este año en relación al año pasado”.
En el planeta se han perdido 178 millones de hectáreas de bosques, según un informe difundido en mayo pasado por la FAO. La deforestación tiene “un impacto directo en la COVID-15 por la destrucción de los bosques, los ecosistemas y la vida silvestre”, señala Heileman en el Día Mundial del Medioambiente, que este año se centra en la Biodiversidad.
Esos bosques son “fuente de alimentos, de aire y agua limpios, de biodiversidad, medicinas, de nuestra economía natural y de la estabilidad climática”. Actualmente más del 70 % de los ecosistemas naturales han sido transformados, según el PNUMA.
La recuperación económica y social en Latinoamérica y el Caribe necesitará “inversiones grandes, sin olvidar el componente medioambiental y no se debería flexibilizar ninguna regulación ambiental”, subraya Heileman.
La transmisión de enfermedades por zoonosis, es decir provenientes de los animales, “ha aumentado un 60 % en los últimos años con casos como el ébola, el zika, el sars y el 50 % provienen de animales salvajes”, asegura Heileman.
Las causas están relacionadas con la destrucción y reducción de áreas de bosques y de biodiversidad, “por lo que tendremos más proximidad a la vida silvestre a través de la destrucción de los ecosistemas y del comercio ilegal de especies de vida silvestre”.
El informe de la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES, por sus siglas en inglés) advierte del peligro de pérdida de más de un millón de especies por la pérdida de ecosistemas y el impacto de las actividades humanas sobre el medioambiente en las próximas décadas.
El director regional del PNUMA explica además que en Latinoamérica y el Caribe, el 80 % de la población vive en zonas urbanas, un factor que sumado al transporte aéreo “incrementan la propagación de las enfermedades en todo el mundo”.
En la región “hay seis países megadiversos, con el 24 % y el 23 % de tierras y áreas marinas protegidas, respectivamente, y hay buenas intenciones de los ministros de medioambiente para incrementar las áreas conservadas”.
Sin embargo, la región también afronta retos producidos por la crisis climática, a pesar de ser una de las zonas que genera menos emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera (GEI), poco menos del 10 %, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
El informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) señala que se necesita reducir anualmente un 7,6 % las emisiones GEI en esta década para mantener la temperatura de 1,5 grados global. Heileman explica que según estimaciones de la CEPAL, si la temperatura en la región sube hasta los 2,5 grados el coste alcanzaría entre un 1,5 y 5 % del Producto Interior Bruto (PIB) actual de la región.
Sin embargo, la puesta en marcha de medidas de adaptación al cambio climático se estiman en un 0,5 % del PIB regional aproximadamente.
Con la crisis sanitaria actual, “la economía en la región va a caer un 5,3 %, según cifras de la CEPAL, y va haber un aumento del 3,4 % del desemplo, lo que significa aproximadamente unos 38 millones de personas”.
Actualmente, “cualquier esfuerzo de recuperación estará centrado en la salud, la economía y la creación de empleo, y desde el PNUMA advertimos la importancia del aspecto ambiental porque hay un vínculo importante entre los problemas que se enfrentan ahora y la falta de buenas inversiones en servicio sociales y la protección de la biodiversidad”, advierte.
Desde el PNUMA han sugerido además “la eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles de forma gradual” para evitar conflictos sociales como los vividos en Ecuador hace unos meses.
Según Heileman la región debe asimismo “aumentar la resiliencia de los ecosistemas, la producción alimentaria y los medios de vida rural y el turismo sostenible, áreas donde hay grandes oportunidades de crear fuentes de trabajo, sobre todo para los más vulnerables”.
Señala que las inversiones de grandes compañías “son bienvenidas en cualquier sector, sin olvidar el impacto ambiental”. También recuerda que, además, debe producirse “transferencia de información, la posibilidad de cuestionar la información y la oportunidad de protección, porque cualquier inversión debería estar acompañada de normas ambientales que protejan a la población”.
Ser protagonistas del desarrollo sostenible como es nuestro lema en Moverse implica asumir conductas responsables por parte de la ciudadanía e implementar políticas eficientes y a largo plazo por parte de gobiernos y empresas.
Por ello en este día de concientización abogamos por un empresariado más #sostenible, que no se limite a las acciones tradicionales de reciclado y eficiencia energética, sino que sea capaz de ampliar la perspectiva de sus impactos sobre el medioambiente, reconociendo los efectos globales de sus operaciones, estableciendo metas alineadas con la Ciencia y tomando decisiones que contribuyan a largo plazo y de forma sostenible con la preservación de nuestro ambiente.
Fuentes: ONU Ambiente, efeverde.com
#WorldEnvironmentDay
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