Nuestra Comisión de inclusión sociolaboral comparte la experiencia inspiradora de la empresa Stamati implementando procesos de inclusión.
Muchos sostienen que la responsabilidad social empresaria (RSE) es asunto de los países desarrollados, sin embargo, es justamente en nuestra región signada por las grandes desigualdades, donde ésta resulta imprescindible. Es importante agregar también que los países más evolucionados han llegado a serlo porque tienen a la responsabilidad como pilar del desarrollo.
Actualmente en nuestro país las empresas que asumen acciones socialmente responsables pertenecen a diferentes rubros como alimentos, actividades financieras, servicios, tecnología, construcción y producción industrial, entre otros.
En esta oportunidad queremos compartir la experiencia de STAMATI Sistema de Riegos, empresa ubicada en la ciudad de Rosario que desde 1998 tiene participación e incidencia a nivel internacional. Entre los valores que expresan se encuentra la responsabilidad social empresaria y forma parte de Moverse desde 2012. Con esta visión, desde hace 3 años la organización apuesta fuertemente por procesos de inclusión. “El 40% de nuestros empleados son parte de procesos de inclusión sociolaboral”, afirma su director Rubén Stamati.
Esto acontece tras un proceso de selección que desembocó en la incorporación de una persona que pertenece al colectivo trans. El término trans se utiliza para referirse a personas transexuales, travestis y transgénero.
No existen tantos relevamientos sobre esta población pero el informe de la Secretaría de Empleo del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación sostiene que “el 94,8 % de las personas trans no están incorporadas al trabajo formal”.
Implementar procesos de inclusión sociolaboral puede conllevar múltiples desafíos pero no por ello difíciles de superar con innovación y compromiso.
Como muestra de esto mismo a continuación Rubén Stamati nos relata la experiencia de su empresa:
En el año 2017 comenzamos un proceso de selección como suelen presentarse a menudo. Pero en esa ocasión ese proceso sería especial en tanto inauguró una línea y propuesta de trabajo que se transformaría en una política empresarial estructural.
Empezamos a trabajar con personas con discapacidad, con el desafío de que la empresa pueda estar a la altura de las necesidades. Y así fue, ya que actualmente trabaja una persona con disminución auditiva, que desarrolla tareas administrativas y atención al cliente sin dificultades.
A esto se sumó la decisión de apostar al trabajo con personas pertenecientes al colectivo trans. No fue un proceso sin interrogantes a nivel empresarial pero nos dimos cuenta que lo único que tendríamos que modificar para poder incorporarlas eran los prejuicios y estereotipos culturales. Hoy tenemos personal que desarrolla tareas administrativas y de depósito. ¿Qué hubo que modificar a nivel empresarial? Nada, sólo la predisposición y decisión de incluir y desanudar preconceptos socioculturales.
Ante esto podemos pensar que con frecuencia son los prejuicios los que impiden que estas personas accedan a puestos de trabajo en tanto una elección que corresponde al ámbito privado puede transformarse en criterio empresarial inclusivo.
Frente a este panorama es importante poder visibilizar las experiencias de empresas cercanas en la región que demuestran que el desafío es posible de superar y que en ocasiones ni siquiera son tan grandes como imaginábamos.
Comisión de Inclusión Sociolaboral
Contacto: inclusionsociolaboral@moverse.org
Comments are closed.